El + turbador (>18)
Experiencias y pensamientos de un onanista de necesidad.
martes, marzo 25, 2014
Una chica peculiar
La conocí en un chat, y hemos estado hablando por Skype los últimos días. Finalmente, me invitó a visitarla en su casa.
Llegué y me abrió. Iba vestida con unos pantalones vaqueros y una camiseta negra con los hombros ligeramente descubiertos. Nos habíamos visto por cam, pero en vivo era mucho más guapa. Tenía los ojos marrones, el pelo castaño oscuro hasta los hombros y como ahuecado, y de constitución media, ni gorda ni muy delgada.
Fuimos al salón y estuvimos charlando un rato mientras nos bebíamos una cerveza. Ella me había advertido que era muy cortada y que tendría que tomar yo la iniciativa, así que en un momento dado me acerqué mucho a ella y comencé a besarla en la boca. Nos estuvimos besando mientras le acariciaba el pelo, el cuello y empezaba a hacerlo también con sus pechos por encima de la ropa. Entonces, nos levantamos y fuimos a su habitación. Estaba en penumbra iluminada por una pequeña lámpara, la cama era baja y estaba hecha con un edredón y unos cojines.
Se sentó y comenzó a quitarse los zapatos. Yo hice lo mismo y a continuación seguí besándola, mientras mis manos se lanzaban a acariciar sus pechos por encima de la ropa, y luego por dentro. Empecé a quitarle la camiseta, y ella se la quitó por encima de la cabeza, quedándose en sujetador. Seguí besándola, e introduje una mano dentro de su lencería hasta que rocé un pezón y ella dió un respingo. Intenté desabrochárselo pero no pude, y fue ella también la que se lo quitó, dejando libres sus pechos. Eran pequeños, pero con unos pezones que no tardaron en ponerse respingones cuando empecé a acariciarlos con mis manos y mis dedos. Seguí besándola mientras mis manos acariciaban sus pechos, su cintura, sus hombros, su tripa...
Empecé a meter mi mano dentro de su pantalón, y al final nos lo quitamos, quedándonos en bragas y calzoncillos respectivamente. Seguí acariciándola pasando mis manos por sus caderas, sus muslos y la cara interna de estos... Luego seguí de nuevo por su cintura y su tripa, y me acerqué al borde de sus bragas, y avancé lentamente hasta palpar su vello púbico. Comencé a quitárselas, y ella se las bajó del todo, quedándose completamente desnuda. Eché un ojo a su cuerpo, y me gustó lo que vi. Al parecer estaba un poco acomplejada con él, pero a mi me pareció precioso: sus pequeños pechos con los pezones erectos, sus piel suave, su vientre plano, sus generosos pero no excesivos muslos... un cuerpo bonito.
Nos recostamos mejor sobre la cama, y mis caricias exploratorias siguieron por los nuevos territorios, pasando por su pubis, la cara interna de sus muslos, la parte a ambos lados de su sexo... siempre sin tocarle directamente "ahí". En un momento dado, mis dedos empezaron a jugar con sus labios y su clítoris. Ella dió un suspiro cuando lo hice, y seguí aventurándome metiendo un dedo en su coñito, que estaba húmedo y caliente. Entonces bajé dándole besitos en los pechos, la tripa, y el pubis hasta su sexo. Lo tenía depilado por los lados, pero con el vello púbico sin rasurar. Ella me advirtió de que no lo llevaba depilado, pero a mi me gustaba así como lo tenía. Empecé a pasar mi lengua por él, recorriendo el clítoris y los labios vaginales, dándole lengüetazos y absorviéndolo. Ella suspiraba y suspiraba. Mientras seguía con mi lengua, le metí un dedo y empecé a meterlo y sacarlo, y por un momento seguí solo con el dedo mientras me retiraba a admirar el panorama. Desde donde estaba, con mi cara entre sus muslos, podía verla con la cabeza hacia atrás, mientras sus pechos subían y bajan por efecto de la respiración y los suspiros.
Seguí comiéndoselo un poco más, y entonces volví a subir y me eché al lado de ella cogiéndola entre mis brazos. Cogí un condón de los que había traído, y me lo coloqué en mi pene erecto desde hace rato. Me situé encima de ella y lentamente la penetré. Hubo algo de dificultad, porque súbitamente había desaparecido la humedad de su coñito, y hubo que hacer un par de intentos para encontrar el camino sin lastimarla. Finalmente entré en ella y comencé a moverme. Ella comenzó a gemir, y pasados unos instantes me corrí, muy pronto para mi gusto. Me eché al lado de ella y seguí acariciándola y dándole besitos mientras la abrazaba. Me dijo que no hacía falta que siguiera, que a ella le costaba muchísimo llegar a correrse pero que disfrutaba igualmente con lo que hacía. Nos quedamos unos momentos así abrazados, tapados con el edredón, y hablando de cosas...
Después de un rato, mi pene comenzó a ponerse otra vez erecto y ella lo notó y lo acarició con la mano por debajo del edredón. Yo empecé a hacer los mismo y mis dedos volvieron a jugar con su sexo. Le metí un dedo y comencé a moverlo, mientras al hacerlo rozaba su clítoris con la palma de la mano. Ella empezó a gemir y a suspirar, mientras se retorcía de placer. En varias ocasiones debió ser tan intenso que le dieron como temblores y daba algún que otro grito. Estuvimos así un buen rato, me gustaba verla disfrutar. En un momento dado, volví a notar que la humedad desaparecía, así que intensifiqué la labor de mis dedos, metiéndolos y sacándolos con más rapidez y retorciéndolos dentro. Volví a notar como se humedecía, y aproveché para ponerme un cóndon. Le dije que se pusiera ella encima, y así lo hizo, colocándose a horcajadas mientras guiaba mi pene dentro de ella, hasta que le entró todo. Se quedó así, y comenzó a mover la pelvis hacia adelante y hacía atrás, rozando su clítoris con mi pubis. Después se sento dándome la espalda, pero no nos aclarábamos muy bien con esa postura y se acabó echando de lado. Me puse a follarla así, con una pierna suya levantada mientras la penetraba tumbado de medio lado. Finalmente, volvimos a colocarnos en la posición del misionero y fui aumentando la velocidad de mis embestidas hasta que me corrí, mientras ellas daba al mismo tiempo unos gemidos muy altos.
Nos echamos abrazados uno al lado del otro, nos dimos besos tiernos, y nos dormirmos...
martes, marzo 05, 2013
Un polvo de hace un año
Esto pasó hace casi un año, pero hasta hoy no se me ha ocurrido escribirlo aquí, más que nada porque tengo el blog abandonado desde hace casi 4 años y ni me acordaba de él, pero no quería que se me olvidara lo que pasó y lo pongo aquí.
Como decía, hace más o menos un año estaba yo en un chat de Internet cuando me puse a hablar en privado con una chica de mi ciudad. En principio la conversación no tenía nada que ver con nada sexual, pero por ciertas cosas que me dijo y que me preguntó vi que podía existir esa posibilidad. Nos dimos nuestras direcciones de MSN y los siguientes días estuvimos chateando y mandándonos correos. Se trataba de una madurita (de 47 años) que buscaba una aventura, aunque estaba bien con su marido. Fuimos ganando confianza por mail, y decidimos quedar un día para conocernos en persona.
Primero quedamos en un bar, y allí estuvimos tomando algo y hablando. Parece que nos gustamos, y terminamos dándonos unos morreos... y quedando para esa misma noche en mi casa, puesto que ella vivía en el mismo barrio y a veces sale a pasear, por lo que no despertaría las sospechas de su marido.
A la hora acordada vino. Estuvimos hablando un poco y enseguida pasamos a la acción, y empezamos a besarnos. La cosa se fue calentando, y yo empecé a sobarle las tetas por encima de la ropa. No recuerdo cómo iba vestida, pero la ropa le duró puesta muy poco rato... enseguida le quité lo de arriba, y a continuación el sujetador. Sus tetas eran pequeñas, casi no había donde agarrar, debido a que según me dijo practicaba mucho la natación. No importó mucho, le lamí los pezones hasta que se pusieron duritos, y terminamos de desnudarnos.
En cuanto me quité el calzoncillo, mi polla, que ya estaba bastante dura, salió como un resorte y ella no se lo pensó mucho y, puesta de rodillas, empezó a chuparmela de una forma deliciosa, hasta que estuvo dura como una piedra. Estábamos en el sala de estar, y ella se echó en el sofá y yo me acerqué a comerle el coño. Lo tenía totalmente depilado, detalle muy de agradecer, y le pasé la lengua arriba y abajo, entre los pliegues de los labios y el clítoris, mientras oía cómo gemía. Entonces, me puse sobre ella y la penetré... mi polla entró con algo de dificultad en su coño, ya que no estaba todavía bien lubricado. Saqué la polla y se lo chupé un poco más, hasta que ya se puso más mojado. Me puse un condón, y se la volvía a meter, y esta vez sí que entró bien, y se la metí y la saqué varias veces.
En un momento dado, decidimos cambiar de postura, y yo me tumbé en el suelo, sobre la alfombra. Ella se sentó encima de mi, a horcajadas, mirándome, y empezó a cabalgarme. Mi polla entraba y salía de su coño, mientras yo le sobaba las tetas y la agarraba de las caderas siguiendo sus movimientos. Después de un rato, me corrí, y arquée la espalda con ella encima, levantándola. Justo en ese momento sonó el teléfono, así que me la quité de encima rápidamente para ir a cogerlo. Y en ese momento me di cuenta de que no llevaba puesto el condón, ni veía a dónde había ido.
Atendía la llamada, mientras ella iba al cuarto de baño, y cuando terminé de hablar le pregunté por el condón. Resulta que al sacar la polla tan rápidamente se me había salido y se había quedado en la alfombra. Por suerto no se quedó dentro de ella, ni se derramó su contenido en el suelo.
Nos sentamos desnudos en el sofá y estuvimos hablando un poco. Me contó algunas experiencias que había tenido en locales de intercambio de parejas, y sobre un amante más joven que tuvo. Al cabo de un rato de hablar, me agarró la polla, la meneó un poco y dijo algo como "mmh, esto ya está otra vez preparado". Me puse otro condón, y sin moverme del sofá, sentado como estaba, ella se puso de nuevo encima y se metió mi polla lentamente en su coño. Empezó de nuevo a cabalgarme, apoyando sus manos sobre mis hombros, y echando la cabeza hacia atrás. Yo le acariciaba las tetas, y ella gemía mientras decía '¡Mmmh, qué bueno... qué bueno...!'. Esta vez no cambiamos de postura, siguió moviéndose hasta que nos corrimos de nuevo...
Tras limpiarnos y descansar un poco, nos vestimos y ella se marchó a su casa, quedando para repetir otro día.
Para mi fue una experiencia nueva, ya que nunca había estado con una mujer tan madura (ella tenía 47, y yo 36). No estuvo mal, y no me hubiera importado repetir. No volvió a surgir otra ocasión, pero aun mantenemos el contacto, por lo que no descarto que vuelva a haber otro encuentro...
Como decía, hace más o menos un año estaba yo en un chat de Internet cuando me puse a hablar en privado con una chica de mi ciudad. En principio la conversación no tenía nada que ver con nada sexual, pero por ciertas cosas que me dijo y que me preguntó vi que podía existir esa posibilidad. Nos dimos nuestras direcciones de MSN y los siguientes días estuvimos chateando y mandándonos correos. Se trataba de una madurita (de 47 años) que buscaba una aventura, aunque estaba bien con su marido. Fuimos ganando confianza por mail, y decidimos quedar un día para conocernos en persona.
Primero quedamos en un bar, y allí estuvimos tomando algo y hablando. Parece que nos gustamos, y terminamos dándonos unos morreos... y quedando para esa misma noche en mi casa, puesto que ella vivía en el mismo barrio y a veces sale a pasear, por lo que no despertaría las sospechas de su marido.
A la hora acordada vino. Estuvimos hablando un poco y enseguida pasamos a la acción, y empezamos a besarnos. La cosa se fue calentando, y yo empecé a sobarle las tetas por encima de la ropa. No recuerdo cómo iba vestida, pero la ropa le duró puesta muy poco rato... enseguida le quité lo de arriba, y a continuación el sujetador. Sus tetas eran pequeñas, casi no había donde agarrar, debido a que según me dijo practicaba mucho la natación. No importó mucho, le lamí los pezones hasta que se pusieron duritos, y terminamos de desnudarnos.
En cuanto me quité el calzoncillo, mi polla, que ya estaba bastante dura, salió como un resorte y ella no se lo pensó mucho y, puesta de rodillas, empezó a chuparmela de una forma deliciosa, hasta que estuvo dura como una piedra. Estábamos en el sala de estar, y ella se echó en el sofá y yo me acerqué a comerle el coño. Lo tenía totalmente depilado, detalle muy de agradecer, y le pasé la lengua arriba y abajo, entre los pliegues de los labios y el clítoris, mientras oía cómo gemía. Entonces, me puse sobre ella y la penetré... mi polla entró con algo de dificultad en su coño, ya que no estaba todavía bien lubricado. Saqué la polla y se lo chupé un poco más, hasta que ya se puso más mojado. Me puse un condón, y se la volvía a meter, y esta vez sí que entró bien, y se la metí y la saqué varias veces.
En un momento dado, decidimos cambiar de postura, y yo me tumbé en el suelo, sobre la alfombra. Ella se sentó encima de mi, a horcajadas, mirándome, y empezó a cabalgarme. Mi polla entraba y salía de su coño, mientras yo le sobaba las tetas y la agarraba de las caderas siguiendo sus movimientos. Después de un rato, me corrí, y arquée la espalda con ella encima, levantándola. Justo en ese momento sonó el teléfono, así que me la quité de encima rápidamente para ir a cogerlo. Y en ese momento me di cuenta de que no llevaba puesto el condón, ni veía a dónde había ido.
Atendía la llamada, mientras ella iba al cuarto de baño, y cuando terminé de hablar le pregunté por el condón. Resulta que al sacar la polla tan rápidamente se me había salido y se había quedado en la alfombra. Por suerto no se quedó dentro de ella, ni se derramó su contenido en el suelo.
Nos sentamos desnudos en el sofá y estuvimos hablando un poco. Me contó algunas experiencias que había tenido en locales de intercambio de parejas, y sobre un amante más joven que tuvo. Al cabo de un rato de hablar, me agarró la polla, la meneó un poco y dijo algo como "mmh, esto ya está otra vez preparado". Me puse otro condón, y sin moverme del sofá, sentado como estaba, ella se puso de nuevo encima y se metió mi polla lentamente en su coño. Empezó de nuevo a cabalgarme, apoyando sus manos sobre mis hombros, y echando la cabeza hacia atrás. Yo le acariciaba las tetas, y ella gemía mientras decía '¡Mmmh, qué bueno... qué bueno...!'. Esta vez no cambiamos de postura, siguió moviéndose hasta que nos corrimos de nuevo...
Tras limpiarnos y descansar un poco, nos vestimos y ella se marchó a su casa, quedando para repetir otro día.
Para mi fue una experiencia nueva, ya que nunca había estado con una mujer tan madura (ella tenía 47, y yo 36). No estuvo mal, y no me hubiera importado repetir. No volvió a surgir otra ocasión, pero aun mantenemos el contacto, por lo que no descarto que vuelva a haber otro encuentro...
jueves, junio 11, 2009
Comparación
Bueno, pues ahora que tengo novia me temo que este blog no va a actualizarse muy frecuentemente, o al menos con el sentido que tenía al principio, porque ahora ya no me masturbo ni experimento con ello tanto como antes, me dedico más al folleteo, jeje.
Aun así, voy a hacer algo que a ciertas personas no les haría ninguna gracia, pero que para otras puede resultar curioso: Dicen que cada mujer es un mundo y que lo que a unas les gusta a otras no, así que voy a comparar en el aspecto sexual a un rollete que tuve hace algún tiempo con mi actual novia.
Aun así, voy a hacer algo que a ciertas personas no les haría ninguna gracia, pero que para otras puede resultar curioso: Dicen que cada mujer es un mundo y que lo que a unas les gusta a otras no, así que voy a comparar en el aspecto sexual a un rollete que tuve hace algún tiempo con mi actual novia.
- En primer lugar, el tema de la vergüenza/complejo del propio cuerpo. Mi amiga anterior era vergonzosa, cuando follamos aquella vez apenas pude contemplar su cuerpo desnudo, en cuanto se quitó la ropa apagó la luz y follamos a oscuras. Solo pude imaginar su cuerpo por lo que tocaba y lo que veía en la penumbra, y cuando se levantó para ir al baño se tapó con una sábana. Seguramente se debiera a que estaba un poco obesa y quizás eso la acomplejaba un poco. Mi novia actual, en cambio, tampoco es que tenga un gran tipazo, está también rellenita (aunque no tanto como la amiga), pero no tiene ninguna vergüenza en mostrarse desnuda y enseñarme su cuerpo.
- Los pechos. Ambas están muy bien dotadas (jeje), pero a pesar de que mi novia tiene más edad (34) que mi antigua amiga (26), los tiene más firmes. Seguramente tendrá que ver en ello la genética (unas las tienen de una forma y otras de otras) y lo del sobrepeso que comentaba antes. Por cierto, en una cosa coinciden ambas, les encanta que les apriete los pezones con los dedos y que les pase la lengua y les de mordisquitos; cuando lo hago dan suspiros de placer.
- El clítoris. Mi antigua amiga lo debía tener bastante grande y salía con facilidad de esa especie de capuchón que tiene (por lo que pude palpar con mis dedos, porque nunca se lo vi). En cambio, mi actual novia en cambio lo tiene más pequeño y/o más escondido en ese capuchón. Y como a cualquier mujer, a ambas les gusta que se lo acaricie cuando masajeo esa zona...
- La iniciativa. Mi anterior amiga era algo pasiva en la cama, dejaba que yo hiciera la mayor parte del "trabajo" y participaba poco. Ojo, digo "algo pasiva", no "totalmente pasiva", tampoco era un ladrillo :-P En cambio, mi actual novia desde el primer polvo le gusta cambiar de postura varias veces y se mueve bastante cuando me la estoy follando, y le gusta mucho lo de colocarse ella encima y empalarse en mi polla.
- El momento del orgasmo. Esto es lo más curioso. Cuando se corría mi anterior amiga yo notaba las contracciónes de su sexo, y me pedía que dejara de estimularla porque no le gustaba, se le hacía raro. Mi actual novia, en cambio, no noto cuando se corre, y tampoco me dice que pare, por lo que a veces se corre varias veces mientras me la follo y solo lo noto por sus gemidos.
domingo, mayo 10, 2009
Puesta a cero del contador
Hasta hace poco en la columna de la izquierda había un contador que indicaba los días que llevaba sin tener sexo con una fémina. Hoy he podido por fin resetearlo y ponerlo a cero, cuando llevaba contado casi un año y medio.
Ayer (hoy) lo hice por fin con una amiga a la que conozco desde hace más de tres años. Esta amiga es otra distinta a aquella otra de la que hablé por aquí, de la que por cierto no se nada desde hace un año.
La acompañé a cierta actividad lúdica en la que estábamos muy apretados y habíamos bebido bastante cerveza. Durante casi todo el rato estuvo con sus pechos pegados a mi, y yo con mi miembro duro, hasta que finalmente nos enrollamos. Después, la acompañe a su casa y en el portal de la escalera nos dimos un beso de despedida... solo que finalmente no me despedí. El beso se volvió muy pasional, y casi temblando abrió la puerta de la escalera y entramos. Subimos al ascensor besándonos hasta que llegamos al piso y entramos.
Fuimos directamente al salón, encendió una luz de poca intensidad y nos sentamos en un sofá. Continuamos besándonos y ella se sentó sobre mis piernas mirando hacia mi, mientras no parábamos de morrearnos. La respiración se aceleraba, y las manos se iban a recorrer el cuerpo del otro. Ella acariciaba mi pecho, y yo hacía lo mismo con los suyos, metí mi mano debajo de su camiseta y acaricié sus pechos por encima del sujetador. Luego metí las manos por debajo de esa prenda sin quitársela todavía y toqué la suave piel de sus pechos y pellizqué los pezones, haciendo que se estremeciera mientras se le ponían duritos. Le quité la camiseta y lo intenté con el sujetador, pero tuvo que ayudarme ella para conseguirlo, soy un poco torpe con eso. Entonces, pude por primera vez ver sus tetas, que eran redondas, firmes y de volumen generoso, en una palabra, preciosas. Puse mis manos sobre ellos y se los masajeé suavemente haciendo amplios círculos, y mientras lo hacía se acerco y me susurró al oido: Te deseo...
Mientras seguíamos morreandonos con besos cada vez más húmedos y lascivos nos recostamos en el sofá, y aproveché para pasar mi lengua por sus pezones, dándole de vez en cuando algún mordisquito, lo que hacía que su respiración se hiciera más agitada. Su mano empezó a rebuscar dentro de mi pantalón, hasta que encontro mi polla que hacía rato que estaba dura como una piedra y chorreando líquido preseminal. Trató de agitármela pero tenía todavía el pantalón puesto y no pudo hacerlo muy bien. Yo intenté lo mismo metiendo mi mano en su pantalón, pero cuando ya tocaba su vello púbico con la punta de mis dedos me detuvo en seco.
Entonces nos levantamos, y nos dirigimos a su habitación. Cerro la puerta y casi sin mediar palabra se puso a desabrocharme el cinturón y el botón del pantalón, haciéndolo caer al suelo. Yo hice lo mismo con el suyo, la agarré de la mano y la llevé a su cama. La habitación estaba a oscuras pero entraba luz de la calle. Echados en la cama nos seguimos besando mientras nos abrazábamos y nos retorcíamos fundidos en uno. Bajé mi mano hacia su sexo comencé a acariciárselo, y metí un dedo en su húmedo agujero. Su respiración se aceleró y me pidió que siguiera, en incluso guió mis movimientos para que mis dedos entraran más y más en ella. De nuevo se acercó a mi oido y me susurro: Quiero hacer el amor contigo, quiero que me la metas. Abrió un cajón, sacó un condón, y me lo puso en la polla. Yo estaba gratamente sorprendido por su iniciativa, cuando íbamos en plan de amigos no me hubiera imaginado que fuera tan activa en la cama, jejeje.
Se tumbó de espaldas y me dispuse a penetrarla. Acerque mi polla a su vagina y, raaas, se la metí toda de una vez. Creo que fuí un poco brusco porque dió un respingo, pero enseguida empezaron los movimientos y ella empezó a jadear. Cuando llevaba muy poco rato "bombeando", no pude evitarlo y me corrí, de tan caliente que estaba. Ella me dijo que me tranquilizara, que no pasaba nada, y me comió a besos. Estuvimos unos minutos abrazados, diciéndonos cosas, y en un momento dado notó que mi polla empezaba a crecer de nuevo.
Cogió otro condón y como antes, empezó a colocármelo, aunque me dejó a mi darle los retoques finales. Volví a empezar a jugar con su coñito, que estaba mojadísimo, y despues de un poco de rato se incorporó, me dijo que me quedara sentado y se colocó sobre mí. Coloqué mi polla vertical y poco a poco se la metió. Comenzó a moverse, unas veces arriba y abajo. Otras se quedaba sentada con mi polla dentro y se movía en círculos, frotando su clítoris con mi pubis. No paraba de gemir y jadear, a veces más intensamente que otras, y otras veces de forma más callada. Me preguntó ¿Que sientes? Y no recuerdo qué le contesté, pero le devolví la pregunta ¿Y tú? Y ella contestó Te siento a tí dentro de mí. Y siguió cabalgándome un rato, hasta que me preguntó ¿Cómo vas? ¿Te corres? Y la verdad es que no, después del rato que llevábamos no sentía que fuera a hacerlo.
Cambiamos de postura porque ya se cansaba, y volvimos a la del misionero. Volví a bombear, al mete-saca, unas veces más rápido y otras más despacio. Pero nada, yo sentía gustillo pero no se acercaba el momento de correrme. Después de un rato me preguntó algo sorprendida ¿Todavía no te corres? Vaya potencia, yo ya estoy servida con tres...La verdad es que no me había dado cuenta de que se había corrido tres veces, ya que salvo los gemidos más acelerados la tía no había parado de moverse.
Así que como ella ya estaba satisfecha y yo empezaba a cansarme, paré y lo dejé ahí.
Nos abrazamos, y nos tumbamos desnudos a descansar...
Ayer (hoy) lo hice por fin con una amiga a la que conozco desde hace más de tres años. Esta amiga es otra distinta a aquella otra de la que hablé por aquí, de la que por cierto no se nada desde hace un año.
La acompañé a cierta actividad lúdica en la que estábamos muy apretados y habíamos bebido bastante cerveza. Durante casi todo el rato estuvo con sus pechos pegados a mi, y yo con mi miembro duro, hasta que finalmente nos enrollamos. Después, la acompañe a su casa y en el portal de la escalera nos dimos un beso de despedida... solo que finalmente no me despedí. El beso se volvió muy pasional, y casi temblando abrió la puerta de la escalera y entramos. Subimos al ascensor besándonos hasta que llegamos al piso y entramos.
Fuimos directamente al salón, encendió una luz de poca intensidad y nos sentamos en un sofá. Continuamos besándonos y ella se sentó sobre mis piernas mirando hacia mi, mientras no parábamos de morrearnos. La respiración se aceleraba, y las manos se iban a recorrer el cuerpo del otro. Ella acariciaba mi pecho, y yo hacía lo mismo con los suyos, metí mi mano debajo de su camiseta y acaricié sus pechos por encima del sujetador. Luego metí las manos por debajo de esa prenda sin quitársela todavía y toqué la suave piel de sus pechos y pellizqué los pezones, haciendo que se estremeciera mientras se le ponían duritos. Le quité la camiseta y lo intenté con el sujetador, pero tuvo que ayudarme ella para conseguirlo, soy un poco torpe con eso. Entonces, pude por primera vez ver sus tetas, que eran redondas, firmes y de volumen generoso, en una palabra, preciosas. Puse mis manos sobre ellos y se los masajeé suavemente haciendo amplios círculos, y mientras lo hacía se acerco y me susurró al oido: Te deseo...
Mientras seguíamos morreandonos con besos cada vez más húmedos y lascivos nos recostamos en el sofá, y aproveché para pasar mi lengua por sus pezones, dándole de vez en cuando algún mordisquito, lo que hacía que su respiración se hiciera más agitada. Su mano empezó a rebuscar dentro de mi pantalón, hasta que encontro mi polla que hacía rato que estaba dura como una piedra y chorreando líquido preseminal. Trató de agitármela pero tenía todavía el pantalón puesto y no pudo hacerlo muy bien. Yo intenté lo mismo metiendo mi mano en su pantalón, pero cuando ya tocaba su vello púbico con la punta de mis dedos me detuvo en seco.
Entonces nos levantamos, y nos dirigimos a su habitación. Cerro la puerta y casi sin mediar palabra se puso a desabrocharme el cinturón y el botón del pantalón, haciéndolo caer al suelo. Yo hice lo mismo con el suyo, la agarré de la mano y la llevé a su cama. La habitación estaba a oscuras pero entraba luz de la calle. Echados en la cama nos seguimos besando mientras nos abrazábamos y nos retorcíamos fundidos en uno. Bajé mi mano hacia su sexo comencé a acariciárselo, y metí un dedo en su húmedo agujero. Su respiración se aceleró y me pidió que siguiera, en incluso guió mis movimientos para que mis dedos entraran más y más en ella. De nuevo se acercó a mi oido y me susurro: Quiero hacer el amor contigo, quiero que me la metas. Abrió un cajón, sacó un condón, y me lo puso en la polla. Yo estaba gratamente sorprendido por su iniciativa, cuando íbamos en plan de amigos no me hubiera imaginado que fuera tan activa en la cama, jejeje.
Se tumbó de espaldas y me dispuse a penetrarla. Acerque mi polla a su vagina y, raaas, se la metí toda de una vez. Creo que fuí un poco brusco porque dió un respingo, pero enseguida empezaron los movimientos y ella empezó a jadear. Cuando llevaba muy poco rato "bombeando", no pude evitarlo y me corrí, de tan caliente que estaba. Ella me dijo que me tranquilizara, que no pasaba nada, y me comió a besos. Estuvimos unos minutos abrazados, diciéndonos cosas, y en un momento dado notó que mi polla empezaba a crecer de nuevo.
Cogió otro condón y como antes, empezó a colocármelo, aunque me dejó a mi darle los retoques finales. Volví a empezar a jugar con su coñito, que estaba mojadísimo, y despues de un poco de rato se incorporó, me dijo que me quedara sentado y se colocó sobre mí. Coloqué mi polla vertical y poco a poco se la metió. Comenzó a moverse, unas veces arriba y abajo. Otras se quedaba sentada con mi polla dentro y se movía en círculos, frotando su clítoris con mi pubis. No paraba de gemir y jadear, a veces más intensamente que otras, y otras veces de forma más callada. Me preguntó ¿Que sientes? Y no recuerdo qué le contesté, pero le devolví la pregunta ¿Y tú? Y ella contestó Te siento a tí dentro de mí. Y siguió cabalgándome un rato, hasta que me preguntó ¿Cómo vas? ¿Te corres? Y la verdad es que no, después del rato que llevábamos no sentía que fuera a hacerlo.
Cambiamos de postura porque ya se cansaba, y volvimos a la del misionero. Volví a bombear, al mete-saca, unas veces más rápido y otras más despacio. Pero nada, yo sentía gustillo pero no se acercaba el momento de correrme. Después de un rato me preguntó algo sorprendida ¿Todavía no te corres? Vaya potencia, yo ya estoy servida con tres...La verdad es que no me había dado cuenta de que se había corrido tres veces, ya que salvo los gemidos más acelerados la tía no había parado de moverse.
Así que como ella ya estaba satisfecha y yo empezaba a cansarme, paré y lo dejé ahí.
Nos abrazamos, y nos tumbamos desnudos a descansar...
miércoles, noviembre 05, 2008
Una actualización
Han pasado más de 8 meses desde mi anterior post, este blog lo tengo bastante abandonado.
La razón es que ahora tengo otro trabajo por las tardes que ocupan el poco tiempo libre que tenía, y ya no me apetece demasiado ponerme a escribir sobre mis pajas y demás pensamientos calenturientos.
Y hablando de pajas, son casi lo único para lo que no me falta tiempo y siempre hay un rato, aunque sea para una rápida, jeje. Al igual que antes mi frecuencia de las mismas es variable. Durante el verano (dicen que el calor sube la líbido) me masturbaba casi a diario, y algunos días dos e incluso tres veces. Desde que empezó el otoño a bajado la frecuencia a un par de veces o tres a la semana.
Sigo usando de vez en cuando mi bote de champú, aunque la mayoría de las veces uso mi manita porque es menos aparatoso que el juguete. Solo he experimentado dos innovaciones al respecto en todos estos meses:
- Una fue probar lo del guante de latex envuelto por una toalla. Es absolutamente genial, no me importa decir que mejor que mi bote de champú, la sensación al penetrar el guante debidamente lubricado es casi igual a la de una vagina real. Muy recomendable. La única pega es que hace falta algo de tiempo para prepararlo, pero vale la pena (si se disponde de él).
- Lo otro que probé un día fue a amarrar el bote de champú con cinta adhesiva a una silla de esas de oficina giratorias (la que uso para el ordenador), colocárme debajo de ella en la cama e intentar follarme el bote. El objetivo era que el peso de la silla simulara al de una buena moza que me hubiera gustado tener cabalgándome. La prueba fue un fracaso, no había forma de penetrar bien el bote y la silla no paraba de girar, pero fue divertido.
Y hablando de follar con mozas, después del polvete con mi amiga que conté en un post anterior, no ha vuelto a haber nada. Quedé con ella un par de veces más, pero no hubo más relaciones carnales, y desde abril no se nada de ella, me ha dejado por imposible. Y también desde entonces, hace casi un año, no he vuelto a follar, ni a hacer el amor, ni nada, solo lo que me he hecho a mi mismo. Y no es porque no quiera, es que con el poco tiempo libre que tengo ahora lo de conocer gente en general y chicas en particular está bastante dificil (ya lo era para mi antes cuando tenía más tiempo, con que ahora...). Así que nada, he puesto en la barra de al lado un contador con el tiempo que llevo sin meterla en caliente. A día de hoy pone que 11 meses y 24 días. Si por un casual follo en algún momento lo actualizaré, ¡espero que sea pronto! (no porque tenga nada previsto, pero lo deseoooo).
La razón es que ahora tengo otro trabajo por las tardes que ocupan el poco tiempo libre que tenía, y ya no me apetece demasiado ponerme a escribir sobre mis pajas y demás pensamientos calenturientos.
Y hablando de pajas, son casi lo único para lo que no me falta tiempo y siempre hay un rato, aunque sea para una rápida, jeje. Al igual que antes mi frecuencia de las mismas es variable. Durante el verano (dicen que el calor sube la líbido) me masturbaba casi a diario, y algunos días dos e incluso tres veces. Desde que empezó el otoño a bajado la frecuencia a un par de veces o tres a la semana.
Sigo usando de vez en cuando mi bote de champú, aunque la mayoría de las veces uso mi manita porque es menos aparatoso que el juguete. Solo he experimentado dos innovaciones al respecto en todos estos meses:
- Una fue probar lo del guante de latex envuelto por una toalla. Es absolutamente genial, no me importa decir que mejor que mi bote de champú, la sensación al penetrar el guante debidamente lubricado es casi igual a la de una vagina real. Muy recomendable. La única pega es que hace falta algo de tiempo para prepararlo, pero vale la pena (si se disponde de él).
- Lo otro que probé un día fue a amarrar el bote de champú con cinta adhesiva a una silla de esas de oficina giratorias (la que uso para el ordenador), colocárme debajo de ella en la cama e intentar follarme el bote. El objetivo era que el peso de la silla simulara al de una buena moza que me hubiera gustado tener cabalgándome. La prueba fue un fracaso, no había forma de penetrar bien el bote y la silla no paraba de girar, pero fue divertido.
Y hablando de follar con mozas, después del polvete con mi amiga que conté en un post anterior, no ha vuelto a haber nada. Quedé con ella un par de veces más, pero no hubo más relaciones carnales, y desde abril no se nada de ella, me ha dejado por imposible. Y también desde entonces, hace casi un año, no he vuelto a follar, ni a hacer el amor, ni nada, solo lo que me he hecho a mi mismo. Y no es porque no quiera, es que con el poco tiempo libre que tengo ahora lo de conocer gente en general y chicas en particular está bastante dificil (ya lo era para mi antes cuando tenía más tiempo, con que ahora...). Así que nada, he puesto en la barra de al lado un contador con el tiempo que llevo sin meterla en caliente. A día de hoy pone que 11 meses y 24 días. Si por un casual follo en algún momento lo actualizaré, ¡espero que sea pronto! (no porque tenga nada previsto, pero lo deseoooo).
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