Esto pasó hace casi un año, pero hasta hoy no se me ha ocurrido escribirlo aquí, más que nada porque tengo el blog abandonado desde hace casi 4 años y ni me acordaba de él, pero no quería que se me olvidara lo que pasó y lo pongo aquí.
Como decía, hace más o menos un año estaba yo en un chat de Internet cuando me puse a hablar en privado con una chica de mi ciudad. En principio la conversación no tenía nada que ver con nada sexual, pero por ciertas cosas que me dijo y que me preguntó vi que podía existir esa posibilidad. Nos dimos nuestras direcciones de MSN y los siguientes días estuvimos chateando y mandándonos correos. Se trataba de una madurita (de 47 años) que buscaba una aventura, aunque estaba bien con su marido. Fuimos ganando confianza por mail, y decidimos quedar un día para conocernos en persona.
Primero quedamos en un bar, y allí estuvimos tomando algo y hablando. Parece que nos gustamos, y terminamos dándonos unos morreos... y quedando para esa misma noche en mi casa, puesto que ella vivía en el mismo barrio y a veces sale a pasear, por lo que no despertaría las sospechas de su marido.
A la hora acordada vino. Estuvimos hablando un poco y enseguida pasamos a la acción, y empezamos a besarnos. La cosa se fue calentando, y yo empecé a sobarle las tetas por encima de la ropa. No recuerdo cómo iba vestida, pero la ropa le duró puesta muy poco rato... enseguida le quité lo de arriba, y a continuación el sujetador. Sus tetas eran pequeñas, casi no había donde agarrar, debido a que según me dijo practicaba mucho la natación. No importó mucho, le lamí los pezones hasta que se pusieron duritos, y terminamos de desnudarnos.
En cuanto me quité el calzoncillo, mi polla, que ya estaba bastante dura, salió como un resorte y ella no se lo pensó mucho y, puesta de rodillas, empezó a chuparmela de una forma deliciosa, hasta que estuvo dura como una piedra. Estábamos en el sala de estar, y ella se echó en el sofá y yo me acerqué a comerle el coño. Lo tenía totalmente depilado, detalle muy de agradecer, y le pasé la lengua arriba y abajo, entre los pliegues de los labios y el clítoris, mientras oía cómo gemía. Entonces, me puse sobre ella y la penetré... mi polla entró con algo de dificultad en su coño, ya que no estaba todavía bien lubricado. Saqué la polla y se lo chupé un poco más, hasta que ya se puso más mojado. Me puse un condón, y se la volvía a meter, y esta vez sí que entró bien, y se la metí y la saqué varias veces.
En un momento dado, decidimos cambiar de postura, y yo me tumbé en el suelo, sobre la alfombra. Ella se sentó encima de mi, a horcajadas, mirándome, y empezó a cabalgarme. Mi polla entraba y salía de su coño, mientras yo le sobaba las tetas y la agarraba de las caderas siguiendo sus movimientos. Después de un rato, me corrí, y arquée la espalda con ella encima, levantándola. Justo en ese momento sonó el teléfono, así que me la quité de encima rápidamente para ir a cogerlo. Y en ese momento me di cuenta de que no llevaba puesto el condón, ni veía a dónde había ido.
Atendía la llamada, mientras ella iba al cuarto de baño, y cuando terminé de hablar le pregunté por el condón. Resulta que al sacar la polla tan rápidamente se me había salido y se había quedado en la alfombra. Por suerto no se quedó dentro de ella, ni se derramó su contenido en el suelo.
Nos sentamos desnudos en el sofá y estuvimos hablando un poco. Me contó algunas experiencias que había tenido en locales de intercambio de parejas, y sobre un amante más joven que tuvo. Al cabo de un rato de hablar, me agarró la polla, la meneó un poco y dijo algo como "mmh, esto ya está otra vez preparado". Me puse otro condón, y sin moverme del sofá, sentado como estaba, ella se puso de nuevo encima y se metió mi polla lentamente en su coño. Empezó de nuevo a cabalgarme, apoyando sus manos sobre mis hombros, y echando la cabeza hacia atrás. Yo le acariciaba las tetas, y ella gemía mientras decía '¡Mmmh, qué bueno... qué bueno...!'. Esta vez no cambiamos de postura, siguió moviéndose hasta que nos corrimos de nuevo...
Tras limpiarnos y descansar un poco, nos vestimos y ella se marchó a su casa, quedando para repetir otro día.
Para mi fue una experiencia nueva, ya que nunca había estado con una mujer tan madura (ella tenía 47, y yo 36). No estuvo mal, y no me hubiera importado repetir. No volvió a surgir otra ocasión, pero aun mantenemos el contacto, por lo que no descarto que vuelva a haber otro encuentro...