viernes, septiembre 29, 2006

Se acabó el parque...

... y todo lo demás. A finales de la semana pasada recibí un mail de mi amiga-con-derecho-a-roce en el que venía a decirme que quería que esa extraña relación que teníamos quería que fuera más seria. Yo le dije que no quería nada más serio, y ahí le pusimos punto final. Parece ser que ella buscaba un novio-como-dios-manda, y que lo del rollo este que teníamos no era lo que quería, o se había cansado de él.

Tal como yo pensaba y dije en algún comentario, esto tenía toda la pinta de ser el típico rollito de verano y así ha sido, casi con precisión astronómica, porque fue la semana pasada cuando comenzó el otoño y se acabó la relación.

Lo único que me jode es que ya tenía pensado un plan para pasar por fin al folleteo y me había comprado una caja de condones que ahora tendré que guardar en espera de una ocasión mejor, que seguramente tardará en llegar.

La noche del día en que confirmamos que lo dejábamos decidí "celebrarlo" con una buena paja estilo guarro. Desnudo sobre mi cama me masturbé con la mano a toda velocidad, pasando mi polla del estado fláccido al erecto en un instante. Mientras lo hacía recordé los mejores momentos con ella, desde los primeros morreos hasta los dedos que le hice, con sus gemidos y su forma de agarrase fuertemente a mi en esos momentos mientras me mordía la oreja. Cuando llego el momento de correrme lo hice sin ningún cuidado de recoger el semen en ningún sitio. Toda mi corrida fue a parar a mi vello púbico y mi tripa. Después me lo masajeé hasta que se secó, me puse el pijama y me dormí. Al día siguiente antes de ducharme todo el vello de esa zona estaba revuelto y medio de punta, por el "efecto fijador" del semen, ja ja.

Y además, me dijo que no necesitaba más amigos porque ya tiene muchos, así que ya no lo somos ni con derecho a roce ni sin él ni nada de nada. Tengo curiosidad por lo que hará si nos cruzamos un día por la calle. ¿Me saludará? ¿Me ignorará? Sinceramente, me importa un bledo.

Me debe 2 orgasmos, pero no pienso reclamárselos.

viernes, septiembre 15, 2006

Otro dedo en el parque

Con una semana de retraso (estoy muy liado últimamente) os cuento rápidamente lo que pasó el último viernes con mi amiga:

Quedamos por la noche a la hora de siempre donde siempre y nos fuimos a un bar a tomar algo. Las veces anteriores ibamos directamente al parque a darnos el lote pero en esta ocasión al volver de vacaciones teníamos cosas que contarnos.

En el bar nos tomamos unas copas sentados en unos sillones muy cómodos en la zona más al fondo y más oscura del local. Hubo alguna que otra sesión de morreos, todo muy normal. Al cabo de algo más de media hora nos fuimos de allí, y paseando tranquilamente llegamos al parque, en unos 10 minutos. Entramos en él y dimos un par de vueltas hasta que al final nos sentamos en un banco cerca de una fuente.

La cosa fue muy rápida. Empezamos de nuevo a morrearnos y casi enseguida ella se sentó a horcajadas sobre mis piernas, y seguimos besándonos mientras nos abrazábamos. Sus manos desataron mi camisa y comenzó a acariciarme el pecho. Yo hice lo mismo con las mías, las metí por debajo de su camiseta y masajeé sus tetas. Levanté las copas del sujetador y las metí debajo, y comencé a masajeárselas, pellizcando sus pezones de vez en cuando, lo que hacía que se acelerase su respiración.

En un momento dado su mano bajó a mi entrepierna y comenzó a abrirse camino hasta mi polla. Yo hice lo mismo con una de mis manos, empecé a bajarla hacía su zona íntima, pero me detuvo. Todavía no.... me dijo, así que la volví a subir a sus tetas. Ella comenzó a meneárme la polla arriba y abajo, con brío, y de vez en cuando me preguntaba ¿Sigo?, y yo le decía que sí. La verdad es que no me estaba dando demasiado placer porque la forma de cogermela (desde arriba, y sin tocar el glande) no era la más apropiada. Yo seguía centrado en sus tetas y en un momento dado retiró de esa zona una de mis manos y me la llevó hasta el borde de su falda.

Entonces la metí por allí dentro, primero palpé su vello púbico, y luego seguí hasta dar con su húmeda y cálida hendidura. Allí me recreé pasando mis dedos por todos los pliegues de su sexo, que estaba mojadísimo. Se lo acaricié haciendo círculos, y luego me centré en su agujerito. Empecé a meter y sacar los dedos de él, y de vez en cuando alguno de ellos le daba un toquecito a su clítoris. Cada vez que lo hacía ella daba un respingo, un gemidito contenido, y empezó a abrazarme más fuerte y a morderme la oreja.

Finalmente se corrió, y enseguida me pidió que apartara la mano. Tras tomar un respiro, nos recompusimos la ropa y nos fuimos.

Estuvimos muy poco rato, por una cosa que no he mencionado para no hacer pesado el relato anterior: Durante todo el tiempo que estuvimos allí no dejó de pasar gente: una señora paseando al perro, al que llamaba a gritos por su nombre. Adolescentes que iban o volvían de algún botellón. Chicos jóvenes que se paraban a beber en la fuente. Más gente paseando al perro...

En la primera interrupción, que coincidió más o menos con el momento en que mis manos empezaban a abrirse camino por debajo de su sujetador, los dos dijimos casi al unísono: Tenemos que buscar otro sitio con más intimidad. Así que a ver si le propongo algo que se me ha ocurrido: Resulta que muchos sábados (no todos) mis compañeros de piso salen por ahí de marcha (como es natural) y no vuelven hasta casi el amanecer. Podría invitarla a venir y aprovechar para retozar tranquilamente sin testigos incómodos hasta las dos o tres de la mañana, y luego acompañarla a su casa. Es casi lo mejor que puedo hacer, a parte del hotelito o el hostal, que se queda como segunda opción.

Que tengáis buen fin de semana y folléis mucho. O en su defecto practiquéis el onanismo con mucho deleite.