martes, agosto 29, 2006

Paja en casa ajena

Después de unas cortas vacaciones vuelvo a la (des)carga.

Durante algunos de estos días he estado visitando a un buen amigo mío que me ha dejado quedarme a dormir en su casa, concretamente en un sofá cama de su salón. Un par de veces aproveché para masturbarme. Hacerlo en otra casa que no es la mía es algo que me da bastante morbo, y siempre que tengo la oportunidad lo hago. A veces también me doy paseos en bolas por la casa de madrugrada cuando todo el mundo está durmiendo.

Las pajas en sí no fueron nada especiales excepto por la situación. Al hacer pis antes de irme a dormir aproveché para coger del baño una tira de papel higiénico de más o menos un metro de largo, que plegaba y me guardaba en el bolsillo trasero del pantalón. Después, ya en la cama comenzaba a meneármela con la mano de la manera acostumbrada, fantaseando con mi reciente amiga-con-derecho-a-roce hasta llegar al orgasmo. Entonces dirigía la punta de mi polla hacía una parte del papel higiénico doblado en 4 o 5 pliegues y descargaba mi esperma en él. Con lo que quedaba del papel me limpiaba los restos, lo enrollaba sobre sí mismo de forma que no se escapara nada y lo guardaba dentro de un zapato para no olvidarme al día siguiente. Al despertar y pasar por el baño, lo tiraba al retrete y se acabó, una vez más no dejé ninguna huella de que mi polla hubiera estado allí, ja ja.

¿A vosotr@s también os pone hacerlo en otra cama que no sea la vuestra? No estoy hablando de sitios raros (de eso postearé otro día :), tan solo de una cama o habitación que no se la que usáis normalmente para similares y placenteras actividades.

P.D. Por problemas de "agenda" no voy a poder quedar con mi amiga hasta la semana que viene, así que no habrá actualizaciones sobre mis progresos con ella.

domingo, agosto 06, 2006

Dedo en el parque

Después de lo del viernes ayer volví a quedar con mi amiga para ir al cine. Antes de salir de casa decidí hacer como en la película de "Algo pasa con Mary", me hice una paja en el cuarto de baño para ir 'descargado' y no calentarme hasta extremos molestos como el día anterior. Por cierto, cuando me corrí el chorro de semen lo tuve perfectamente localizado, no me paso como a Ben Stiller en esa película, ja ja.

Tras esperarla unos pocos minutos llegó al cine. Iba vestida con una especie de traje de chaqueta y pantalón negro, un top rosa pálido con escote parecido al del día anterior, y sujetador negro. Entramos al cine y pese a lo que muchos penséis, ahí no paso casi nada, algún morreo, alguna caricia, algún abrazo, pero básicamente estuvimos atentos a la película, la última de Roberto Begnini, muy recomendable por cierto.

Después del cine volvimos al parque de la noche anterior, que está a pocos minutos andando. Cuando llegamos y mientras buscábamos un sitio para sentarnos noté dos diferencias respecto al día anterior: Había menos gente pululando (botelloneros, paseaperros, deportistas) y más farolas encendidas, más luz. Nos fuimos al recinto con los toboganes al lado de un matorral y comenzamos con nuestras actividades buco-manuales.

Empezamos con los acostumbrados morreos y rápidamente las manos de ambos empezaron a recorrer el cuerpo del otro. En ese momento ella sacó el chal que tan práctico había resultado la vez anterior y nos lo echamos por encima. Así ocultos a miradas indiscretas, rápidamente llegamos al punto donde nos habíamos quedado la noche de antes, con nuestros pechos desnudos, piel contra piel, mis manos masajeando sus generosas tetas y ella pasando sus manos por el pelo de mi pecho. De vez en cuando hacía una incursión dentro del chal y besaba y lamía sus pezones, notando como se aceleraba su respiración al hacerlo. En un momento dado ella se acerco mucho a mí, y se sento a horcajadas en el banco, con las piernas abiertas. Entonces decidí hacer un avance, comencé a acariciarle la parte de fuera del muslo, hacia el culo. Como no oponía resistencia las caricias se desplazaron a la zona interior del muslo, y seguía sin resistirse, por lo que pase a acariciarle la zona de su entrepierna, por encima de la ropa. Al pasárle la mano por encima de cierto punto, su respiración cambiaba, así que seguía insitiendo en él. Ella comenzó también a hacer lo mismo conmigo, pasó su mano por encima de mi paquete, apretándolo. Comenzó a desabrocharme el cinturón y el botón del pantalón, y yo me adelanté bajándole la cremallera del suyo y metiéndo ahí mi mano. Mi dedo alcanzó su rajita, lo metí en ella y comencé a moverlo. En esa posición que estábamos (uno sentado frente al otro) no me era posible profundizar mucho, pero parecía ser suficiente porque una vez más su respiración se aceleraba. Ella tampoco perdía el tiempo y su mano por fin alcanzó mi polla, que tocó y agitó un par de veces. Entonces comenzó a echarse sobre su espalda hasta que casi se puso horizontal sobre el banco, y yo me dirigí hacía su sexo. Iba a bajarle el pantalón, y en el momento en que ya veía su vello púbico una ráfaga de viento nos hizo darnos cuenta de que el chal se había caido. En ese momento no había nadie por allí, pero constantemente se oían voces en los alrededores, y además no estaba demasiado oscuro, así que casi a la vez dijimos: 'Mejor no', y se reincorporó y nos volvimos a tapar con el chal, mientras nos abrazábamos y hacíamos una pausa.

En ese momento apareció por un camino a pocos metros un coche de la policia municipal, con las luces de posición puestas, que pasó despacio y parece que se paró un poco más allá. Rápidamente nos abrochamos todo lo que nos habíamos desabrochado por si venían a ver que estábamos haciendo. ¿Había avisado algún vecino de los alrededores de que había una pareja en el parque haciendo actividades de escándalo público? ¿O era casualidad? Parece que era esto último, porque a los pocos minutos habían desaparecido, pero nos dimos un pequeño susto.

Después de eso, miramos la hora y nos dimos cuenta de que se acercaba su hora límite. Entonces ella dijo, 'bueno, ¿nos despedimos?' y volvimos a lo que estábamos, pero esta vez se sentó a horcajadas sobre mis rodillas y no sobre el banco, y lo primero que hice fue hundir mi cara entre sus pechos, y luego lamerle de nuevo los pezones. En esa postura más cómoda, ella reanudo su incursión en mi entrepierna, y yo hice lo mismo. Alcanzó mi polla y comenzó a moverla como podía, porque la estaba agarrando desde arriba y estaba aun atrapada por mi ropa interior. Yo por mi parte, metí de nuevo mi dedo por la bragueta de su pantalón y por sus bragas, y esta vez sí, mis dedos llegaron a su sexo. Lo tenía húmedo y lubricado, y mi dedo entró sin ninguna dificultad, y comencé a moverlo en círculos. Como antes, ella comenzó a respirar más fuerte, y yo mientras tanto ya había localizado su clítoris, y comencé a hacer circulitos con mi dedo sobre y alrededor de él. Ella aumentó las sacudidas de mi polla, y yo puse en escena un segundo dedo, de forma que mientras con uno penetraba en su cuevecita del placer, con el otro seguía masajeando su pepitilla. Aquello debió ser demasiado para ella. Soltó mi polla y se abrazó a mis hombros con sus dos manos. Las respiraciones fuertes pasaron a ser gemidos y jadeos, y yo seguía moviendo mis dedos allí abajo mientras ella se aferraba contra mí y movía su pelvis. Sus gemidos se hacían cada vez más acelerados y de la misma forma yo aumenté la velocidad de mis movimientos. Finalmente, despueś de unos instantes, alcanzó el orgasmo, pude notarlo en sus grititos y en cómo se contraían los músculos de la zona que estaba tocando. Justo después de que se acabara, yo seguía moviendo mis dedos y me los apartó rápidamente, me pidio que parase. Mientras respiraba aceleradamente, me pareció oirla decir 'esto del parque tenemos que arreglarlo'. Tras darnos unos besos más, nos recompusimos de nuevo y nos fuimos del parque. Yo aun iba erecto, pero lo estaba llevando bastante mejor que la noche anterior, parece que la paja que me hice antes de salir me fue bien.

La acompañé hasta cerca de su casa, y antes de despedirnos definitivamente nos metimos en un portal a darnos el último morreo. No lo había dicho, pero la próxima semana tanto ella como yo nos vamos de vacaciones, cada uno por su lado, y no nos volveremos a ver hasta finales de agosto.

Cogí un taxi que me llevó a casa, y como otras veces me hice la paja de turno, aunque esta vez no la necesitaba tanto como la noche anterior, sino que fué más por la costumbre. No me importó que ella tuviera su orgasmo y yo no, la verdad es que disfruté haciéndole ese dedo, aunque seguro que no tanto como ella, pero ya habrá tiempo para un polvo en condiciones, así le he demostrado que no busco solo mi propio placer, sino también el suyo.

Y eso es todo por ahora...

sábado, agosto 05, 2006

Más avances con mi amiga

Anoche volví a salir por ahí con mi amiga-con-derecho-a-frote. En esta ocasión pasamos de ir a ningún bar y fuimos directamente a dar una vuelta por un parque. El plan era recorrérselo dando paseos de arriba abajo haciéndo de vez en cuando alguna parada para descansar y, je je, darnos el lote.

Llegue a donde habíamos quedado y desde allí nos encaminamos al parque, y mientras caminábamos nos contamos cómo nos había ido la semana. Iba vestida con una falda y una chaqueta de color rojo, y debajo de la chaqueta un top blanco con escote, que mostraba un generoso canalillo y dejaba adivinar sus pechos blancos; evidentemente no ha tomado el sol en top-less este verano.

Llegamos al parque, nos adentramos en él y la primera parada fue un banco debajo de un par de árboles. Allí estuvimos un rato besándonos y sobándonos pero solo de cintura para arriba y por encima de la ropa. Hacía viento, frío para ser agosto, y decidimos buscar otro sitio más resguardado.

Mientras paseábamos nos cruzamos con varias personas a esas horas de la noche: Dos o tres paseando al perro, un tío haciendo footing, una pandilla haciendo botellón... al final encontramos otro sitio, en una especie de recinto donde había toboganes y balancines. Nos sentamos en otro banco y lo mismo de antes. Besos y caricias, aunque esta vez se pusieron más interesantes. El viento seguía soplando y ella sacó un chal y nos lo echamos por encima cubriéndonos los dos. Aprovechando que nadie podía ver lo que pasaba debajo, metí una mano por debajo de su top y comencé a masajearle un pecho. Al principio por encima del sujetador, y luego le bajé un tirante y con su ayuda el pecho quedó liberado. Se lo apretaba con mi mano, que apenas podía abarcarlo todo, y de vez en cuando le acariciaba el pezón y se lo pellizcaba. Cuando hacía eso su respiración se aceleraba y echaba la cabeza hacia atrás. Yo bajé la mía y le lamí el pezón, y pude ver su teta por primera vez, porque hasta ese momento solo se la había tocado. Me gustó :) blanca, redondita, de tamaño normal tirando a grande. Su pezón era rosita y pequeño, que son los que más me gustan. Estuvimos un rato así y entonces se oyeron voces y aparecieron por allí unos tíos hablando a gritos y otro paseando al perro. Junto con el aire frío que hacía nos cortó el rollo y decimos cambiar otra vez de sitio. Se metió la teta en el sujetador mientras la tapaba con el chal, y volvimos a andar.

Esta vez estubimos andando mucho rato hasta encontrar un sitio que nos gustara. Pasamos por sitios donde habíamos estado antes, incluyendo a los del botellón que allí seguían. Al final nos sentamos en otro banco, ella a horcajadas para que el viento no le levantara la falda y yo al lado.
Seguimos más o menos donde lo habíamos dejado antes, empezamos a morrearnos y en seguida tenía mi mano sobre su pecho desnudo mientras ella me desabrochaba la camisa y me pasaba la suya por el pecho. De nuevo escondidos bajo el chal, ella me desabrochó la camisa completamente y se libero el otro pecho. Nos acercamos mucho mucho, para que se tocaran nuestras pieles, sus pechos contra el mío. Eché un vistazo y el panorama era maravilloso, sus dos tetas redonditas y aplastadas, uhmm. A todo esto, empezó también a pasar gente por allí. El inevitable paseando al perro, dos tíos hablando por el móvil a gritos, tres tías que se reían como tontas, pero nosotros estábamos a lo nuestro. Seguiamos besándonos y acariciándonos, yo sus pechos y ella el mío. En un momento dado me dió la impresión de que ella, que estaba sentada a horcajadas en el banco, se refrotaba sobre el moviendo las caderas adelante y atrás. En uno de esos momentos también, su mano bajó hacia mi entrepierna y la palpó dos o tres veces por encima. Seguro que pudo notar la erección que llevaba, pero no pasó de ahí. Seguimos un poco más con lo mismo y me pareció oirla decir 'uff, que calentón'. Pero la cosa no pasó de ahí, podía hacer hecho algunas cosas pero en ese momento no se me ocurrieron, como llevarle mi mano al paquete para que siguiera tocando, o llevar la mía debajo de su falda, pero estuve lento. Entonces dijo '¿Quedamos mañana?' Y le dije que sí, (y dentro de un rato me iré al cine con ella).

Después de eso, nos fuimos a casa. En esta ocasión pude coger un taxi y llegué a la mía enseguida, con mucha molestia en la zona baja porque además del calentón llevaba la vejiga llena, así que antes de irme a dormir procedí a vaciar fluidos. Primero oriné y luego me hice la consiguiente paja. Enseguida me corrí, de forma casi dolorosa, y el semen salió de forma explosiva, muy líquido y en tres potentes chorros que salieron a casi medio metro de altura. Es lo que pasa cuando la excitación dura mucho, que luego las eyaculaciones son como surtidores.

Ahora retomaré el plan de ir a un hostal o pensión, porque ya parece que ella ha cogido confianza suficiente para hacerlo en condiciones. Además, mientras hablábamos en un momento me preguntó así de forma indirecta si alguna vez me quedaba en casa solo, así que a la primera oportunidad que tenga se lo propondre...